martes, 14 de mayo de 2013

Kevin Durant es un ser humano

Kevin Durant es un ser humano




Con la lesión de Russell Westbrook, hemos aprendido dos cosas acerca de Scott Brooks: a) el Thunder jamás tuvo un plan B. b) Kevin Durant es un ser humano.

La salida de Westbrook ha empujado a Durant a disfrazarse de superhéroe noche a noche, como si de eso se tratase el básquetbol. Puede funcionar una, dos, tres veces, pero al final del camino, nadie puede vencer a la propia naturaleza.

Brooks no aprendió absolutamente nada de la lesión de Kobe Bryant en los Lakers. Mejor dicho, se abrazó a la misma premisa que Mike D'Antoni: ante la falta de ideas claras, dejemos que lo sobrenatural -en este caso Durant- se convierta en habitual.

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El entrenador de Oklahoma City jamás reservó un botón de pánico debajo del escritorio para transformar a este equipo en algo diferente ante una potencial lesión de una estrella. A decir verdad, queda claro que nunca pensó que los maestros de la durabilidad, Westbrook y Durant, podían pisar una cáscara de banana en algún punto de la temporada.

Hay una máxima que dice que si algo funciona, no tiene sentido cambiarlo. Es absolutamente cierto, pero la capacidad de prever una situación es la que distancia el oportunismo de la sabiduría. Un plan de acción para que la epidemia no se propague al resto de los mortales.

La salud de Durant pende de un hilo. Está jugando 43.7 minutos por aparición en estos playoffs con la idea de querer hacerlo todo. Un sentimiento noble, pero imposible de cumplir de manera sostenida. En definitiva, no hay nada más sencillo para Lionel Hollins: es mucho más fácil tapar un agujero en la embarcación, por más profundo que sea, que doce.

"Puedo hacer mucho más. Siempre hay cosas. No importa qué tan bien puedes jugar, siempre puedes hacer más", dijo Durant. Lamento quebrar sus ilusiones, pero esto es irreal. El astro del Thunder ha dado todo lo que tiene en el tanque de nafta y Brooks no ha hecho absolutamente nada para preservarlo.

Durant ha quedado expuesto en el cuarto juego de Semifinales del Oeste disputado en Memphis. Según nos comunica Elias Sports Bureau, tuvo 2-8 de campo en el cuarto de cierre y 0-5 en tiempo extra. Fue el primer jugador en cinco años en fallar al menos 11 tiros de campo luego del tercer cuarto en un partido de postemporada.

¿Saben quién fue el anterior? Kobe Bryant, quien tuvo 2-13 entre el último cuarto y el tiempo extra en la derrota ante Jazz en los playoffs de 2008.

"Bueno, estamos cerca de la medianoche, y mi hora para acostarme es alrededor de las doce o algo así", dijo Durant cuando AP le preguntó por su desgaste. "Estoy un poco dormido porque ya pasó la hora de acostarme. Pero más allá de eso, estoy bien".

El sarcasmo de Durant contradice lo que se ve dentro de la cancha. Hemos visto fallar a este fenómeno tiros libres importantes en los últimos dos juegos de la serie, cuando su promedio desde la línea de personales supera el 90%. Pasa lo mismo que se le marcó a D'Antoni con Kobe: esta clase de competidores jamás dirá que está cansado, que le duele un pie, una mano o que padece fiebre. Jugarán hasta el límite de sus posibilidades, por lo que depende del cuerpo técnico, que los ve todos los días, preservarlos para usarlos a cuentagotas.

Los Grizzlies han leído esta situación del Thunder y la están aprovechando. Presionan con toda su intensidad sobre Durant para desgastarlo y que llegue al final de los juegos exhausto, como ha sucedido a los ojos del mundo. Tayshaun Prince y Tony Allen se reparten ese trabajo y lo están haciendo de maravillas. Memphis no ha hecho otra cosa que repetir la fórmula que lo trajo hasta aquí: fortalecer su mente a partir del juego sin pelota, para luego, en el otro costado, lastimar con sus hombres grandes.

El Thunder padece su propia construcción. Los cimientos han sido equivocados y hoy se ve con más claridad que nunca. En la NBA existen dos fórmulas: 1) el equipo que aprovecha el talento de las individualidades para fortalecerse 2) las individualidades que señalan a partir de sus hechos qué será del equipo.

En el primer ejemplo, encontramos a San Antonio Spurs, Memphis Grizzlies, Miami Heat y Chicago Bulls, por citar cuatro casos. Una lesión de alguna estrella importante no impide que el resto pueda salir a flote sin necesidad de cirugía mayor. El conjunto se impone a las individualidades como síntesis de un trabajo que se dio a lo largo de toda la temporada.

En el segundo ejemplo, podemos ver como casos de análisis -hay muchos- a Oklahoma City Thunder y Los Angeles Lakers. Se mueven de acuerdo a sus figuras de elite y una baja significativa de los creadores de juego significa el colapso del equipo. No hay un marco creado para combatir la crisis. No hay un plan B para soportar la tormenta.

"Nos quedamos un poco cortos", dijo Brooks a AP luego del juego del lunes por la noche.

Los Grizzlies lograron recuperarse de una desventaja de 17 puntos en el Juego 4, en casa, para quedar 3-1 arriba en la eliminatoria ante el Thunder. Esta serie nos sirve para confirmar una máxima de este deporte: no existe mejor jugador que todos juntos.

Pese a sus fallas de interpretación, el Thunder todavía tiene chances de pensar en las Finales del Oeste. Para conseguirlo, su entrenador deberá entender que Durant es humano. Si en el cierre de los juegos no está en condiciones, la historia será siempre igual: nadar, nadar y nadar para morir en la orilla.

El básquetbol, en definitiva, es el deporte más lógico del mundo. Aprender de los errores, propios y ajenos, es la mayor virtud que puede tener un ser humano.

Fuente: espndeportes

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